El empleado número rojo fue contratado por la familia de Ryo Ikushima para trabajar como osin. Una vez, mientras limpiaba la casa con su amante, descubrió accidentalmente una extraña caja de herramientas. Cuando la abrió, descubrió que era el juguete sexual de su lujuriosa amante. Sabiendo que ella era una persona lujuriosa, no dudó en sacar el juguete sexual y ayudarla a masturbarse. Ella no tuvo objeciones pero aceptó fácilmente, probablemente porque estaba demasiado avergonzada para ser descubierta. Es cierto que la codicia humana no tiene fondo. Después de masturbarse, aunque estaba un poco cansada, debido a su intensa excitación, seguía con ganas de volver a tener sexo con el afortunado empleado.